Desesperanza por desesperación
Por USIBA.
Hoy una zodiac con 47 inmigrantes era interceptada por un mercante a 50 millas de Lanzarote. Sus ocupantes llevaban un día a la deriva. Al llegar a puerto enarbolaban banderas saharauis y gritaban por la libertad de su pueblo. Algunos de ellos aseguraron que pedirían asilo político, porque para ellos no hay futuro en un territorio hostil. Esta misma semana, el activista pro derechos humanos, Hmad Hamad, visitaba la isla y aseguraba que “los jóvenes saharauis apuestan por la idea de volver a las armas”. Por eso pedía la urgente actuación de la comunidad internacional para resolver el conflicto enquistado del Sáhara occidental. Ambos episodios tienen un elemento común: la desesperanza. El modo de enfrentarse a ella es diametralmente opuesto: unos huyen, mientras que el otro decide luchar en territorio ocupado y formar parte de la resistencia saharaui. Sin embargo, en ambas historias hay un componente de valentía y arrojo que les lleva a jugarse la vida. Hoy la Cruz Roja esperaba a pie de muelle a los que llegaban exhaustos tras 3 días de viaje. Curiosamente, también son las ONGs las que sirven de salvoconducto a Hmad Hamad cuando es detenido, y según su versión torturado, sin motivo aparente. Por eso, son tan importantes las apariciones públicas de Hmad Hamad, ya que su testimonio no deja de ser el testamento vital de alguien amenazado. Hace unos días descubría el término ciberactivismo. Significa: conjunto de técnicas y tecnologías de la comunicación, basadas fundamentalmente en internet y la telefonía móvil, asociadas a la acción colectiva o desobediencia civil, bien en el espacio virtual, bien en el plano real. Intermon Oxfam, Amnistia Internacional y Greenpeace han utilizado estos métodos para protestar por los abusos o las acciones lesivas contra el medio ambiente o los derechos humanos. Efectivamente, hay muchas formas de llamar la atención sobre un problema, pero no todas tienen el mismo efecto. Los saharauis que residen en Lanzarote están, por lo general, obsesionados con que su causa no pierda fuerza y que su voz no sea censurada. Internet es uno de sus vehículos de transmisión, pero ante todo, su obstinación por empatizar con la ciudadanía española se sustenta en el testimonio real, directo e impactante de quien vive en primera persona la atrocidad. La imagen de la patera de hoy no es una más, porque se enmarca en un contexto de crisis del mundo árabe y porque el gobierno español ha aceptado bombardear Libia, mientras da la espalda a otro pueblo que sufre y que dejó abandonado a su suerte. Los jóvenes saharauis que hoy mostraban con orgullo la bandera de su pueblo son los mensajeros en carne y hueso de una idea: No les importa morir exigiendo más libertad. Es lo que tiene vivir sin esperanza.
Fuente: positivate.wordpress.com
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